Es un problema que ya teníamos encima de la mesa desde hace un par de años, con la pandemia y con la nefasta gestión de los ayuntamientos el problema cada vez se nos hace mas grande, estos pisos turísticos ahora son alquilados por jóvenes para montar sus fiestas privadas y saltarse así toda restricción respecto al toque de queda y si ya de por sí le hacen la vida imposible a los pocos vecinos que van quedando en esos céntricos barrios de las grandes ciudades ahora además tenemos de añadido que son un foco de contagio gracias a la irresponsabilidad de la juventud.
Bien es cierto que algunos de los ayuntamientos con mayor número de pisos turísticos decidieron imponer severas condiciones para conceder licencias de pisos de uso turístico antes de la pandemia. Quien quiera utilizar un piso como una pensión con una rotación elevada de inquilinos tendrá que acogerse a una regulación muy estricta y eso es algo que ahora está en punto muerto, ahora son los jóvenes nacionales los que fin de semana tras fin de semana los alquilan para eras fiestas ilegales y que para colmo la policía poco puede hacer para evitarlas, el caso es que las asociaciones de vecinos no aguantan más y piden a los respectivos ayuntamientos que de una vez por todas legislen para impedir las fiestas habituales donde ni se guarda distancia de seguridad ni se usas mascarillas protectoras.
El problema ya no es local, ni mucho menos, es un problema que poco a poco se ha ido extendiendo por las principales capitales europeas, una comisión de expertos europeos que han estudiado el fenómeno de los pisos turísticos reconocen que las diferentes regulaciones que se han puesto en marcha en distintas ciudades no han permitido encontrar un sistema eficaz que sea capaz de contentar a todas las partes implicadas. Por ejemplo, la ciudad de Barcelona cuenta en la actualidad con unas 18.000 viviendas de uso turístico de las que unas 10.000 funcionan con licencia y unas 8.000 sin ella. Precisamente el problema que generan las viviendas que funcionan sin licencia es uno de los que más preocupan a los autoridades municipales, aunque las medidas para combatirlas se han mostrado, hasta el momento, muy ineficaces, la economía sumergida que provoca acarrea graves problemas a los ayuntamientos que ven afectados sus ingresos al tratarse de dinero negro.
Los ciudadanos como es normal exigen a las administraciones que regulen este tipo de actividades para minimizar los aspectos negativos que provoca como la evasión de impuestos, la falta de seguridad, las molestias para los vecinos, etc y como hemos comentado ahora son foco de contagio del Covid-19 debido a la imprudencia de esas personas que montan fiestas privadas sin pensar en lo que puede llegar a provocar, solo habría que recordarles que en España llevamos 90.000 fallecidos, 90.000 familiar destrozadas por culpa de una pandemia que no vimos venir, que no hemos sabido controlar y que como vemos no nos da respiro, hasta que obtengamos esa inmunidad de grupo seguiremos viendo como siguen falleciendo compatriotas y eso a estos de las fiestas parece importarles más bien poco y como fondo, el problema de los pisos turísticos, su falta de regulación y ese problema de turismo abusivo que volverá a aparecer en cuando la pandemia desaparezca.